Antojo


Quiero sumergirme en una tormenta de semifusas rabiosas, en remolinos que hamaquen las hojas del ser y hagan temblar el tiempo, en ráfagas impredecibles de átomos de cristal, en olas que salten desde lo profundo hacia la luz y se marchiten con el arte del primer amor al dejar su beso de sal en la arena, en susurros de sirena y tempestades de rocío, en espirales -de la mente a las estrellas, de la nada al infinito-. Quiero volar entre flechas y objetivos hacia el indistinto horizonte, entre martillos y clavos, entre música y oídos, entre sueños y dormidos, entre días y noches y entretantoentretenerme como un niño. Quiero medio kilo de helado de yin y yang, quiero que una peste obligue a la gente a sentir amor, quiero que la muerte se avergüence de algún día poder verte entre sus manos oscuras que disuelven toda posibilidad, toda locura, toda razón, toda mirada, toda creación. Quiero ser de los sentidos el sentido, de la locura el amor, de la razón la verdad, de la mirada lo que es visto y de la creación la nada primitiva de que es don.