La esencia


Cuántas ganas de escuchar grillos mientras descanso mi cabeza entre tus pechos y la Luna nadando dedos entre nubes de cabello. Cuántas ganas de sentir que soy una imagen más en el mundo sin nombre, que el espacio entre los dos es humo, noche, horizonte; lo demás: venenos, palabras y relojes, los ojos: almas, poesías y roces, la vida: arena, piedras y montes, el fuego: sangre, besos, Historias; las sonrisas: reflejos… el viento: la gloria. Y sin embargo el espejo me dice que estoy solo, que no hay escolta de grillos. Que viajo sin rumbo y sin estrella. Que mi destino me espera, dulcemente con un hacha sin filo ni revés, omnipresente, fugaz, silenciosa -como vos-, de repente, sin adiós, sin preguntar, sin previo aviso. La sustancia, sus relaciones, las formas y sus dones, los aromas, los recuerdos, las almohadas, los festejos, las ventanas, los rincones, todo impregnado de vos, de tus colores, tus miradas, de tus nombres, tus caricias, tus reproches, este insómnico sueño y sus diez mil noches.